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domingo, 23 de septiembre de 2012

NOTAS SOBRE FUNDAMENTALISMO Y TERRORISMO ISLÁMICO


La detención y aseguramiento del libanés Rafic Mohammad Labboun en Mérida, el onceavo aniversario del 11-S y la muerte de Chris Stevens -embajador de Estados Unidos en Libia- son temas que recientemente han captado la atención de la opinión pública alimentando antiguos prejuicios respecto a la cultura islámica y alentando una nueva ola de incomprensión. Con la intensión de nutrir el debate me permito realizar dos notas sobre el fundamentalismo y terrorismo islámico.

1. No todos los musulmanes son fundamentalistas, ni todos los fundamentalistas son terroristas. Esta obviedad suele no atenderse lo suficientemente cuando se especula en torno al terrorismo. El fundamentalismo islámico es una interpretación minoritaria dentro del Mundo Islámico –dividido entre sunitas y chiítas-. Más aún, la cantidad de personas dispuestas, o que en efecto se encuentran entrenadas para realizar un acto terrorista son todavía menores.

Pero el prejuicio es capaz de asumir que el turbante y barba son sinónimo de terrorismo sin conocer al Islam ni mucho menos la riqueza cultural islámica. Pero, ¿cuáles son entonces las principales interpretaciones fundamentalistas del Islam?

Los 5 pilares del Islam son: la oración o salát, el ayuno o sawm, la caridad o zakút, el peregrinaje o l/ajj y el sacrificio o jihad. Me detengo en el último, en el Corán se habla del jihad como el sacrificio interno de una persona por superarse a sí misma.

Para el fundamentalismo el jihad se interpreta como el sacrificio literal por Alá. Sobra recordar las implicaciones funestas de esta perspectiva que conducen al último punto, el concepto e interpretación de martirio de fe.

Otra interpretación relevante al momento de hablar de fundamentalismo es la referente al papel de las comunidades. Muhammad en el Corán estableció una distinción entre las comunidades de paz o dar-el-Islam, comunidades de guerra o dar-el-Harb y comunidades del Libro o ahl- al- Kitab.

El Islam como religión comprende esta división en la lógica del tiempo del profeta: las comunidades dar-el-Harb, son aquellas que pelean los recursos escasos del desierto a las comunidades dar el Islam. Muchas veces el conflicto se transforma en bélico y este es aceptable siempre y cuando se cumplan dos condiciones: no atacar sin provocación y terminar la guerra lo antes posible.

Entre las comunidades dar-el-Islam y las comunidades dar-el-Harb se encuentran las comunidades del Libro o ahl- al- Kitab, para Muhammad estas comunidades son las cristianas y judías y está terminantemente prohibido la guerra contra ellas, más aún, reconoce una posibilidad salvífica:

"Los creyentes, y los judíos, cristianos y sabeos, los que de ellos crean en Dios y en el Día Final y obren el bien, tendrán una recompensa ante su Señor y no temerán ni se atribularán ". (Corán 2:62)

Para el fundamentalismo islámico la polarización se encuentra entre fieles dar- el- Islam e infieles dar- el- Hard . El intermedio de las comunidades ahl- al- Kitab se diluye en las dar- el Hard, ya que desde la posición fundamentalista se plantea que en la actualidad no existen judíos ni cristianos que crean en el único Dios, ni mucho menos que tengan temor de Él.

Durante la Guerra Fría, Estados Unidos encontró en el fundamentalismo islámico uno de sus mejores aliados contra el avance del comunismo y el nacionalismo anticolonial. Uno de sus principales líderes fue Osama Bin Laden.

2. No todo lo que llamamos terrorismo es -en efecto- terrorismo. Toda definición de un fenómeno con alto contenido emocional es defectuosa. Desde el 11 de septiembre de 2001, la comunidad internacional se ha encontrado con el riesgo de definir terrorismo.

Cuando se trata de definir terrorismo, las ideas militares -que son las que ha empleado la comunidad internacional para tomar decisiones- son las más vagas. Por ejemplo, Lackeeg (2001) define terrorismo como “threat or use of violence against non- combatants”.  

Confrontemos esta definición con un caso límite: suponga que usted es un profesor de esos que le hacen la vida imposible a sus alumnos y recibe una amenaza de uno de ellos. En sentido estricto usted es un no- combatiente pero… la amenaza ¿hace terrorista a su alumno?

Pero algunas de las definiciones más académicas sobre el terrorismo también son defectuosas. Helmerich (2002)  lo define como “violencia sistemática, políticamente motivada por grupos marginados como reacción a un cambio”. Aquí podríamos preguntar: ¿todos los terroristas pertenecen a grupos marginados?, ¿todo acto terrorista es en reacción a un cambio?

Una definición medianamente aceptable es la de Walter quien al definir terrorismo como “acto violento que tiene como objetivos generar miedo y reacción política”, establece seis intenciones respecto al acto terrorista: “demostrar la debilidad de las estructuras establecidas; desmoralizar al pueblo; polarizar la situación política entre simpatizantes y oponentes; demostrar la capacidad de realizar actos heroicos; demostrar autenticidad en el acto y mostrar a los grupos débiles como poderosos”.

Es así como podemos concluir cuatro elementos determinantes  del terrorismo: 1) acto o acción terrorista, 2) autor o autores, 3) destinatarios (el de la violencia directa, el indirecto o aquel al cuál se causa terror y los destinatarios finales o poderosos) y 4) el efecto.

Existe también un orden particular de los terroristas para justificar sus acciones: poseen convicciones fuertes, tienen un sistema de orientación claro y una primacía de las ideas por sobre las personas.- Creen que lo que hacen es correcto.

El terrorista no es un ser solitario, necesita pertenecer a un grupo. El grupo da sentido de pertenencia e identidad mientras que su concepto del mundo es una interpretación del mundo mismo; ambas cuestiones sirven para explicar al terrorismo como heroísmo.- Una reivindicación por pertenecer a algo más amplio.

Alonso Ronald Ortiz García

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