Mi Fer en un hermoso español yucateco me dice “hola papito” recibiéndome todas las noches (así sean las doce de la noche) con un beso. Me cuenta como le fue en la escuela, algo de su hermana, algo significativo que le haya pasado durante el día y se retira a su cuarto a leer su libro preferido de leyendas mayas. Justo antes de que le gane el sueño reza a su ángel de la guarda, tal cual se lo enseñó su abuela materna. Mi Fer es la síntesis de todo lo que amo de mi ciudad.
La cordialidad de mi hijita hace muchísimo contraste si la comparo con un policía que hace poco me detuvo por “no parecer de aquí”, pidiéndome mi identificación y referencias. Le conté que tengo 10 años viviendo en Mérida y que por más que lo he intentado los rasgos de “foráneo” no se me han podido quitar.
Es ese discurso que se reproduce, en las mesas a la hora de la comida, en los cafés, en las escuelas, en las iglesias, entre amigos, entre vecinos, entre comunicadores, entre personas influyentes y no tan influyentes: “los de afuera son los malos”.
El economista Thomas Sowell llama a esto una falacia de composición y la explica así: “es la creencia de lo que es válido en una parte, es válido en el todo. Un fanático del beisbol que se encuentra en un estadio puede ver mejor el juego al ponerse de pie pero, si todos los fanáticos se ponen de pie, ya nadie podrá ver bien”.
La falacia se rompe fácilmente: si todos los “foráneos” son “malos” y me encuentro con uno “bueno” la primera preposición es simplemente falsa.
¿Valdrá entonces la pena seguir reproduciendo un discurso así?
Entrecomillo “foráneos”, “buenos” y “malos” porque sencillamente son conceptos que la gente puede interpretar como le venga en gana. No discutiré sobre el bien o el mal (no acabaríamos), si lo haré en relación al término “foráneo”.
Todo esto viene al caso por un video que se volvió viral de la autoría de Haruka Arjona. La novel video bloguera arremetió contra los “foráneos” le indigno el ver cómo en un Dunosusa un señor le gritó a una cajera porque no lo estaba atendiendo rápido "porque si estuviera en el D.F. esas cosas no pasarían".
Después de arremeter con violencia verbal y discurso incendiario y con un lenguaje igual o peor al que censuro del “huach”, Haruka trato de excusarse por algunas de las reacciones que provocó. Demasiado tarde, forma ya parte del mismo discurso falaz.
En serio: ¿puede una acción aislada caracterizar al todo?, ¿pueden varias o muchas acciones individuales caracterizar al todo?
Sorprende las veces que el video fue compartido: más de 5 mil.
Las reacciones sorprenden aún más…
Alguien de apellido Caamal que le hecho porras a la autora ¿sabrá que los mayas fueron grupos seminómadas hasta 2mil años antes de Cristo y que, aunque de forma muy remota, su familia en algún momento también fue “foránea”?
Uno de apellido Abraham que le dio like y compartir ¿recordará que su tatarabuelo llego a Yucatán en un barco escapando del conflicto en Líbano en las últimas décadas del siglo XIX o en las primeras del XX? Hijo de “foráneo” es “foráneo”…o mejor aún nadie en realidad lo es.
Canta Jorge Drexler “no hay que ocultar de donde se es, todos somos de todos lados, hay que entenderlo de una buena vez”.
Mi familia y tu familia- antes o después- hemos llegado a Mérida.
Hemos decidido vivirla, amarla y trabajar por construir una mejor sociedad...entonces tú que tienes más tiempo amando esta tierra ¿qué discurso eliges?, ¿el del odio o el de la cordialidad?
Yo ya elegí.
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