Mucho se discute respecto a los cambios de la política y de
los asuntos públicos en la actualidad. Para nutrir el debate, yo identifico al
menos dos situaciones que impactan decisivamente la forma de concebir la
política: por un lado, las presiones y organización ciudadana y, por el otro, los
avances tecnológicos y la conectividad.
La primera tiene una causa bien identificada: los políticos
(algunos) se han distanciado de los ciudadanos…
Los políticos han olvidado las implicaciones del contrato
social: el pueblo- en abstracto- es quien elige a sus gobernantes mientras que
el ciudadano- en concreto- es el usuario y fin último de la política.
Sin hacer el cuento largo, el ciudadano ha decidido asociarse
y presionar como respuesta a este divorcio. Es defensor de las más diversas
causas y está decidido a invertir tiempo y esfuerzos antes de sentarse a
esperar la respuesta del político.
Sumado a lo anterior, el papel del ciudadano frente a las
nuevas tecnologías de la información ha impactado en la construcción de un
espacio público en red, creando una auténtica ágora digital.
Los elementos que definen al ciudadano 3.0 son tanto su
capacidad de consumo como de producción. En su dinámica de consumo, el
ciudadano así pensado tiene un gusto refinado por contenidos de calidad y
debates de interés. Al mismo tiempo -al seguir su capacidad productiva- es
capaz de reaccionar creativamente (y con humor) ante los asuntos públicos.
Ante esto…
El político debe enfocar sus esfuerzos en reintegrarse a los
intereses ciudadanos (sobre todo aquellos que son expresados como causas), debe
acortar esa distancia que lo separa del ciudadano y recuperar la idea del
contrato social como la base de sus acciones.
La inmediatez de las redes sociales lo obligan también a
articular esfuerzos de transparencia, participación ciudadana y colaboración entre
actores para la co-producción de valor público.
El político tiene que diseñar alternativas más creativas y
novedosas porque estas son las que tendrán mayor sentido para el ciudadano (se
podrán comunicar mejor). Será importante asumir causas y mezclarlas con la
participación social, es decir, crear conceptos.
Así, la existencia de una ciudadanía cada vez más activa y de
un ágora digital cada vez más robusta hacen de la política una actividad de
persuasión. La política se ha convertido
en sinónimo de comunicar y solo quienes comuniquen las mejores causas y los
mejores esfuerzos permanecerán.
Algunos ejemplos…
Resultado de mi escrito anterior me han pedido “ser menos
teórico y más concreto”. En el mismo tenor del tema que hoy me ocupa -y
atendiendo a la sugerencia- recomiendo dar seguimiento a dos conceptos que
comienzan a dar de que hablar en Mérida: “Ciudad Segura” y “ReCorriendo” sin
duda quienes hoy encabezan estas dos propuestas permanecerán mucho tiempo más
en la política.
(Publicado en la Revista Peninsular el viernes 17 de octubre
de 2014)
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