El semipresidencialismo ¿serviría para México?
Si bien es cierto que el sistema parlamentario es el mejor evaluado, para ser implementado requiere de precondiciones y tradiciones políticas más profundas, pero fortalecer el presidencialismo podría significar aumentar el mal funcionamiento del sistema en lugar de corregirlo.
La opción de ir introduciendo elementos del parlamentarismo en nuestro propio régimen, es decir, construir un semipresidencialismo adquiere entonces mayor sentido.
En las últimas décadas el país ha transitado por el debilitamiento de la institución presidencial, en un principio porque, ante la falta de controles, cayó en abusos autoritarios y posteriormente porque la transición democrática ha creado gobiernos divididos.
El semipresidencialismo ha dado resultados para la sociedad francesa, no así para algunas repúblicas de Asia Central que lo adoptaron. La adopción del sistema semipresidencial no se debe tomar a la ligera, sin embargo, México ante la discusión de la Reforma del Estado, deberá ir más allá de los meros cambios institucionales.
La situación política actual ha abierto el debate sobre la viabilidad de proveer a México de un nuevo arreglo constitucional que se ajuste a la realidad social que enfrenta la nación.
En este contexto, es posible que un sistema semipresidencialista en México favorecería la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo, ante el debilitamiento de la institución presidencial, puesto que incentiva la formación de coaliciones o alianzas que en México no se han logrado y provee de mecanismos constitucionales para resolver la falta de consenso que entre ellos podría desembocar en una parálisis gubernativa de gobiernos divididos.
El sistema semipresiencial mexicano deberá de contener los siguientes mecanismos: gobierno dual con Jefe de Estado y Jefe de Gobierno, la revocación de mandato, el voto de confianza, la moción de censura, el referéndum, la reelección del ejecutivo y el legislativo, la modificación de los periodos de elección e incentivar la profesionalización de los legisladores permitiendo la continuidad en el proyecto de nación.
Sin embargo, es necesario enfatizar que el establecimiento de un sistema semipresidencial en México debe ser acorde a nuestras tradiciones políticas, desarrollo histórico y avance institucional.
Será necesaria una reforma constitucional y de varias leyes secundarias que sólo serán posibles con el consenso de todas las fuerzas políticas ya que se refiere a una reforma de largo alcance.
Alonso Ronald Ortiz García
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