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jueves, 28 de julio de 2011

Apuntes sobre la Reforma del Estado IV: reflexiones finales

La Reforma del Estado no implica necesariamente una reingeniería, ni reestructuración total, en muchas ocasiones esto significa más problemas que soluciones, tanto por lo costoso como por el proceso de aprendizaje que conllevaría.
Es necesario entender que la insuficiencia y parálisis apreciada en nuestro México no es solo producto de la falta de voluntad de nuestros gobernantes, tiene que ver también con la insuficiencia de las instituciones gubernamentales no adaptadas a la nueva realidad.

Considero que una buena Reforma del Estado para México debería de iniciar resolviendo lo planteado como retos institucionales en los 5 ejes presentados al inicio de este ensayo, es posible que la totalidad de reformas concretas signifiquen un cambio en la organización del gobierno y que a final de cuentas se refleje en los resultados del gobierno ante las demandas de la población.

La Reforma del Estado redunda siempre en la capacidad que debe tener el gobierno para responder a lo que la población espera de sus representantes.

Cambiar estas instituciones implica un esfuerzo continuo con cambios adaptativos, no puede significar una importación de métodos que hayan funcionado en otras partes sin evaluar si son óptimos para nuestra realidad como país y son adaptables.
Sin embargo, algunos analistas han propuesto una transformación hacia el parlamentarismo cuya implantación en mi opinión generaría un gran periodo de inestabilidad y gran tensión sobre nuestro sistema.

El principal problema de la implementación de un sistema parlamentario en nuestro país tiene que ver con nuestra propia cultura política. La ausencia de una figura de autoridad generaría un espacio difícil de llenar en la conciencia de la población. La rendición de cuentas se daría hacia un cuerpo difuso sin una cabeza visible.

Quienes consideran al parlamentarismo como la forma de gobierno más madura se
equivocan en que las particularidades de la realidad social y cultural no se pueden obviar.

Como tampoco soy partidario de no tomar posición, la idea de un sistema semipresidencial me es interesante. El sistema semipresidencial como una opción a largo plazo, una vez que se haya cumplido con los retos más urgentes podría considerarse.

Desde mi perspectiva, el semipresidencial es el sistema que ofrece las mayores ventajas con el menor de los costos pero esto de ninguna manera significa que sea la forma más perfecta de organización, con el tiempo todo sistema presenta nuevos problemas y retos…

Que continúe el debate de hacia dónde ir.

Alonso Ronald Ortiz García

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